sábado, 30 de diciembre de 2006

El rumbo de tus pasos

Genial Pasión Vega, en esta canción de su disco:
"La Reina del Pay-Pay". Me apetecía compartirla.


...Si acaso un día pasaras por aquí cerca,
perdóname el desorden de mi mundo.
Te encontrarás siempre la puerta abierta,
para pedirte el resto de un segundo.

Si tú me dieras lo que te sobra de un beso,
si me regalas lo que dura una mirada,
si me dejaras...
si me dejaras al menos todo eso,
si me dejaras al menos todo eso,
podría tenerte a ti,
sin tener nada...

¡¡¡FELIZ AÑO 2007!!!

jueves, 28 de diciembre de 2006

Capitulo IV - Rompiendo lazos

A este encuentro se sucedieron otros, muchos otros. Se amaron en todos los rincones que visitaron juntos, a la luz del día y a la sombra de las estrellas, a solas y discretamente, se amaron en el coche y en la cama, en verano y en invierno, a escondidas y a las claras, se amaron intensa y fugazmente. La personalidad de Marco fue cautivándola sigilosamente hasta que llegó un momento en que no pudo soportar más la situación que se generó. Laura fue incapaz de compartir su corazón con dos hombres y decidió romper con el que había sido su amor durante los últimos tres años. ¿Es posible querer a dos personas a la vez? Se planteaba esa pregunta una y mil veces. Sus sentimientos la confundían y sus lazos la estrechaban casi hasta ahogarla. Hacia Adolfo, su novio actual, sentía el cariño del roce de años pero había comenzado a aborrecer la vida a su lado. Es como si se encontrara inmersa en el interior de muchos círculos concéntricos, formados por la familia y las amistades que compartían, que había que salvar para al final ser un punto en el vacío frente a frente con la soledad y sin rumbo fijo. Hacia Marco, sentía el fuego, el Amor, la pasión, la locura, la aventura, el deseo de descubrir y compartir toda una vida juntos... Finalmente, tras meses de dudas, optó. No la parecía ético prolongar esa situación durante más tiempo y decidió que sus ataduras no eran lo suficientemente fuertes como para que no se pudieran romper y jugárselo todo a una carta, además, tenía la certeza que un día Marco sería solo de ella.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Capítulo III - Pasión

Las pasiones surgen casi sin darnos cuenta y cuando queremos dominarlas ya nos tienen tan absolutamente hechizados que es imposible dejarlas de lado. En el caso de Laura, la pasión surgió así, inesperadamente, sin buscarla y fue a raíz del primer momento íntimo que mantuvo con Marco. En la intimidad, como en tantas otras situaciones de la vida, uno puede o no dar lo mejor de sí, aunque para que se produzca una auténtica simbiosis es necesario una entrega incondicional por parte de los dos. Es en esa intimidad, en la que conseguimos despojarnos de lo que somos para manifestarnos irracionalmente, mostrando nuestras pulsiones mas primitivas.
A la mañana siguiente en el trabajo, Laura daba vueltas a su cabeza, delante del ordenador, intentando explicarse a sí misma las muchas sensaciones experimentadas la noche anterior. Desde luego, debía haberse producido una sobresaturación en sus receptores sensoriales, que acompañados por el cansancio y la visión casi etérea de su amante trabajando frente a ella, le hacían transportarse hacia otra dimensión. Por momentos pensó que estaba delirando. Era dificil discernir entre la realidad y el éxtasis de su fusión. ¿Era realmente cierto que la piel de Marco, había formado parte de su piel, abrigándola, arropándola? Debía serlo, pensó, porque aún tenía impregnado su olor carnal en lo más profundo del alma. Lo que ella no sabía es que por más años que pasaran no podría olvidar nunca ese encuentro en el que se prendió la chispa de una pasión, de su pasión más grande.

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Capitulo II - La primera noche

El despertador sonó como todas las mañanas. Era el puñetero gallo de mi compañera de vivienda que me anunciaba veinte minutos antes que el mío que la vida empezaba en nuestro piso compartido. Convivir con otras personas tiene sus ventajas y sus inconvenientes y este, era uno de los inconvenientes que intentaba llevar con paciencia estoica, aunque en más de una ocasión estuve tentada de tirarle por la ventana o simplemente de regalarle otro con una melodía mas sutil. Pero, como la mayoría de los días, no hice nada, ¿quien estaba de humor para discutir a las 7 de la mañana? Me di media vuelta y preferí retozar un poco entre mis sábanas, esperando que sonara el mío. Después de todo había dormido ocho horas, estaba descansada y era jueves. El fin de semana estaba cerca y podría ver a mi novio que venía de permiso de la mili.
Esperé que saliera mi compañera del baño y comencé con mi rutina diaria. A las 8 estaba saliendo de casa en dirección al metro. Me crucé con las mismas caras de todos los días y me pegué mi carrera de rigor para llegar a tiempo al andén.
Mi nombre es Laura y desde hace un año trabajo como programadora en una empresa multinacional informática. Soy la más joven de mi equipo de trabajo y como tal me toca comerme todos los marrones que aparecen. Espero que hoy no sean muchos.
- Laura, ¿te vienes a desayunar?
Es Marco, un compañero de trabajo. Esta noche hemos quedado para salir a tomar una copa. ¿Por qué no? Mi novio está haciendo la mili y su novia... Bueno, ese es su problema. Es un chico bastante divertido y me encuentro a gusto con el. Además, eso de salir un jueves por la noche me apetece un montón, me recuerda a mis tiempos de estudiante.
Desde que vine a vivir a Madrid he llevado una vida demasiado rutinaria, la responsabilidad diaria del trabajo, el cine de los miércoles por la tarde y el fin de semana para el mismo ocio de siempre. Creo que me estoy acomodando demasiado a mi vida y no me gusta. Llevo varios días dándole vueltas al tema, pero al final he aceptado porque pienso que puede resultar interesante conocer a alguien que se salga del círculo de amistades de mi novio. Además, hoy tengo ganas de aventura y Marco seguramente será un buen anfitrión, conoce bien la noche de Madrid.
Me estuve preparando para salir y sobre las once pasaste a recogerme. Me esperaban tus ojos chispeantes, tu sonrisa y una guía del ocio.
- ¿qué te apetece que hagamos? Echa un vistazo a la guía.- dijiste
- Decide tú – contesté.
No sé si era falta de iniciativa o ganas de dejarme llevar, de cualquier forma, fuera lo que fuera, me abriste la puerta del coche con la cortesía que siempre te ha caracterizado y despegamos rumbo a lo que sería nuestra noche.
Una o dos copas en Area. Charlamos con unos conocidos que te encontraste y jugamos unas cuantas partidas al futbolín. Tengo que reconocer que me encanta jugar al futbolín y con un rival como tu, la cosa ganaba en peso. De ahí, bajamos a otro garito que estaba en Opera y luego al Honky y entre risas y momentos de complicidad fueron pasando las horas. Era tarde, serían las 4 de la mañana y al día siguiente trabajábamos, pero aún así decidimos tomar la última. No recuerdo el nombre del sitio, pero sí que era tranquilo, una partida de dardos y nos sentamos a charlar en un sillón. El cansancio, el deseo de cercanía o la atmósfera que habíamos creado juntos me hizo apoyar mi cabeza en tu hombro. Se hizo el silencio, ese silencio que presagia lo que es inevitable y entonces las manos empezaron a juntarse y los dedos no paraban de juguetear, nerviosos, expectantes y los ojos se buscaron y los labios se fundieron y la sensación de paz, de ternura y al mismo tiempo de deseo me invadió. Seguimos besándonos allí, en las escaleras, en el coche, en la puerta de casa, en el ascensor y nos apresuramos a subir a mi habitación antes de que cantara el gallo de nuevo.

lunes, 4 de diciembre de 2006

Capitulo I - El origen

Congeniábamos, era evidente.Ya hacía tiempo que había detectado esa situación de bienestar eufórico en la que solo te encuentras con pocas personas y que unía nuestras almas. Ahora incluso pienso, que no eramos tan diferentes, que teníamos ese punto de similitud que hacía que los dos nos buscáramos, aun para las situaciones más simples y que se daban día a día en nuestro entorno laboral. Fueron días divertidos en un trabajo demasiado aburrido y con el que para nada me sentía identificada. Aunque ya llevaba años viviendo alejada de mi familia, por temas de estudios, cuando nuestras vidas se cruzaron me encontraste en ese momento en que uno empieza a desplegar las alas de su libertad y de su verdadera independencia. Eran horas de crecimiento y de gallardía, pero sobre todo de diversión, de intentar disfrutar sin pensar en provisiones de futuro.Siempre hay un punto de inflexión en todo y el nuestro sucedió aquella noche, ¿recuerdas? Hasta aquella noche no me tocaste el alma. Era Abril. Se respiraba, mejor dicho aun, se masticaba la primavera. El olor del aire, la temperatura apropiada en el ambiente, la noche de Madrid, las copas, el futbolín, tus ojos, tu sonrisa, tu aspecto de niño bueno mezclado con dosis de castizo, ¿hubo algo que no acompañara aquella noche? Noooo. Todo estuvo a favor. Como bien dice el maestro Coelho, todo el universo conspiró para que yo llegara hasta tí y en pocas horas, pasaste de ser bufón a ser el dueño de mis entrañas