lunes, 4 de diciembre de 2006

Capitulo I - El origen

Congeniábamos, era evidente.Ya hacía tiempo que había detectado esa situación de bienestar eufórico en la que solo te encuentras con pocas personas y que unía nuestras almas. Ahora incluso pienso, que no eramos tan diferentes, que teníamos ese punto de similitud que hacía que los dos nos buscáramos, aun para las situaciones más simples y que se daban día a día en nuestro entorno laboral. Fueron días divertidos en un trabajo demasiado aburrido y con el que para nada me sentía identificada. Aunque ya llevaba años viviendo alejada de mi familia, por temas de estudios, cuando nuestras vidas se cruzaron me encontraste en ese momento en que uno empieza a desplegar las alas de su libertad y de su verdadera independencia. Eran horas de crecimiento y de gallardía, pero sobre todo de diversión, de intentar disfrutar sin pensar en provisiones de futuro.Siempre hay un punto de inflexión en todo y el nuestro sucedió aquella noche, ¿recuerdas? Hasta aquella noche no me tocaste el alma. Era Abril. Se respiraba, mejor dicho aun, se masticaba la primavera. El olor del aire, la temperatura apropiada en el ambiente, la noche de Madrid, las copas, el futbolín, tus ojos, tu sonrisa, tu aspecto de niño bueno mezclado con dosis de castizo, ¿hubo algo que no acompañara aquella noche? Noooo. Todo estuvo a favor. Como bien dice el maestro Coelho, todo el universo conspiró para que yo llegara hasta tí y en pocas horas, pasaste de ser bufón a ser el dueño de mis entrañas

3 comentarios:

Capitán Alatriste dijo...

Bonito texto. Espero los capítulos venideros. Te pondría un pero en lo del "maestro" Coelho, aunque para gustos los colores, claro.

Gracias por tu visita y por tus palabras.

Besos.

Unknown dijo...

Tus letras anuncian buen clima y una buena historia.
Se alcanza a respirar en el juego que se abre cierta fiesta que ojala nos tenga con la copa en alto.

Gracias por tu visita y tus buenas palabras en mi blog.

La mejor de las suertes y hasta prontito.

Athena dijo...

Gracias a los dos.

Capitan, El Alquimista cayó en mis manos en un momento de crisis y me enseñó mucho. Desde entonces, sigo la obra de Coelho...
Gracias por leerme. Cuidame esa parte tan importante de mi vida que tenemos en comun.

Maximo, gracias por tu confianza, te llamaré el día del brindis y seguiré visitándote.